EL REY LAGARTO
Tres de julio, un aniversario más. Este año se cumple el cuarenta. ¡Parece mentira! ¡Cuarenta años desde la muerte de Jim Morrison! Díscolo, provocador, mal encarado, y todos los adjetivos de esa índole que ustedes quieran, pero... un año más, una tumba en el cementerio de Père-Lachaise, en París, volverá a llenarse de flores y volverá a ser visitada por una cantidad ingente de personas.
Morrison fue un ídolo para millones de personas en los finales de la década de los sesenta y, después de cuarenta años, lo sigue siendo. ¿Por qué? Muy sencillo. Era un aglutinador de masas, un líder, un poeta cuyas letras eran rechazadas por una gran mayoría conservadora, y adoradas por ese movimiento que se expandió como el viento en la costa oeste norteamericana. Pronto sus canciones llegaron a todos los rincones del mundo. Nacieron cientos de grupos en Europa y en América que fusionaron rock, blues, jazz y hasta música latina. Nacieron los macro-conciertos, las ventas de discos se dispararon, y esos músicos se convirtieron en divos, arrastraron millones de seguidores y, al final, muchos sucumbieron entre el éxito y las drogas. Sin embargo, hay una curiosidad, por lo menos para mí. Hoy día, los más recordados, con alguna excepción, son aquellos que murieron jóvenes, quizás porque quedan dentro de la mitología del rock. Para muestra algunos botones: Jimi Hendrix, Janis Joplin, John Lennon y, por supuesto, Jim Morrison. ¿Por qué? Aparte de su genialidad como músicos es, que al igual que James Dean o Marilyn Monroe, los recordamos jóvenes, no han envejecido. Sus rostros podrán tener alguna marca que les dejó la maldita droga, pero siguen jóvenes cuando contemplamos sus fotografías. Tengo que confesar que yo soy, como decía mi madre, o calvo o con dos pelucas, o sea, rockero o admirador del "Bel canto". En fin, cada uno es como es.
Vayamos a Morrison, que para eso es tres de julio y para eso nos dejó un legado de canciones impresionantes, incluso baladas (baladas roqueras, por supuesto). "Spanish caravan", por ejemplo. Ya he comentado que Morrison era un líder, en todos los aspectos, incluido su grupo, The Doors. ¿En qué quedó el grupo cuando él falleció? En la más absoluta miseria. Nos hizo partícipes de canciones míticas que han sido utilizadas, a su vez, en películas míticas: “Apocalipsis Now” y la canción “The is the end”. “Rider on the storm”, “L.A. woman”, se pueden escuchar como bandas sonoras de innumerables películas.
Jim Morrison estuvo obsesionado con el personaje de Sófocles, “Edipo Rey”, el cual mata a su padre y se casa con su madre. En un programa del showman Ed Sullivan, se le ocurrió comentar lo del sexo con su madre, y al pobre Sullivan por poco lo tienen que reanimar de un infarto. Oliver Stone realizó una película en 1991 titulada “The Doors”, con Val Kilmer en el personaje de Morrison (aparte del parecido físico, lo demás, sin comentarios). Hay documentales más recientes como "When you're strange", dirigido por Tom DiCillo.
Para terminar, y podría escribir sobre Morrison hasta la eternidad, quiero dejar un enlace sobre mi tema favorito (notaréis que soy rockero, rockero). En este vídeo se puede contemplar todo lo descrito anteriormente: provocaciones en las formas y en las letras, la policía y el FBI intentando suspender el concierto… pero Morrison era mucho Morrison. Sólo una cosa pudo con él: las drogas.
Un abrazo a todos y hasta que mis neuronas me permitan escribir otro artículo.